Fernando Castro contó cómo intentaron robar dinero de las cuentas de su padre. A raíz de la venta de una pala cargadora.
Las estafas virtuales están a la orden del día. Un nuevo mecanismo creado para agilizar transacciones, últimamente también ha sido usado para estafar. Se trata del DEBIN (Débito Inmediato), que fue concebido en la pandemia ante el auge de la venta online y las transacciones virtuales.
Concretamente, el DEBIN es un medio de pago. Automáticamente se genera un débito en la cuenta de la persona que lo recibe. Ésta puede aceptarlo o rechazarlo. En caso de aceptarlo, el dinero no ingresa a su cuenta, sino que será debitado para que lo reciba el que envió el DEBIN. El mecanismo funciona en todas las cuentas en pesos y dólares, en todos los bancos, con banca móvil o por internet. Sólo hace falta el «ALIAS-CBU» para concretar una operación por DEBIN, y se puede concretar durante las 24 horas.
Pero, hecha la ley, hecha la trampa. La estafa consiste en que una persona avise a un tercero que la hará un pago por DEBIN. Y en lugar de enviarle dinero, se lo saca. O, como en este caso, usa su cuenta para despistar a las entidades bancarias.
Estafa ante la venta de una pala
Fernando Castro se comunicó con la RCC, para comentar una situación de este tipo vivida por sus padres. Relató cronológicamente los acontecimientos. Mencionó en principio que «mi padre tiene una pala, todo el mundo lo conoce. La tiene en venta en Tres Arroyos. Y para agilizar un poco la venta la publicó en redes sociales, básicamente el Facebook. El lunes pasado lo llamaron para decirle que le querían comprar la pala. Ya sabían el valor porque estaba publicado. Todo era muy rápido, le decían que estaban muy interesados, que le querían hacer el depósito, pero necesitaban datos«.
Continuó diciendo que «los hicieron viajar a Tres Arroyos a mis padres. En la ansiedad y el apuro por vender la pala, los fueron presionando, ellos no se dieron cuenta, y cayeron en la trampa. Armaron una historia como que era una empresa que tenía un campo en Trenque Lauquen. Les pidieron varias cuentas, del Banco Patagonia y del Provincia. Les decían que no podían depositar en una cuenta sola. Les decían que el depósito no les llegaba, entonces necesitaban otra cuenta. Les pidieron la cuenta mía, ahí es donde yo hablo con esta persona».
Advirtieron la estafa
En la continuidad del relato, Castro señaló que «yo le digo que con el CBU no hace falta más. Me pedían que vaya a un cajero. Ellos piden el Token (clave digital), y de ahí en adelante manejan tu cuenta. Esa noche hablé con esta gente y ya no me gustó. Les dije que no iba a ir al cajero, y lo llamé a Esteban Cortés, amigo abogado de Claromecó. Y él me advirtió que se trataba de una estafa».
Continuó Fernando relatando que «el jueves vino el banco a Claromecó, y en la cuenta de jubilación de mi padre aparecían 700.000 pesos ingresados, que después habían sacado. Pensamos que habían solicitado un crédito para luego ser extraído. El viernes fuimos a Tres Arroyos a la sucursal del Banco Provincia. En la cuenta de mi padre no había mucho dinero. Aparecía un monto importnate de dinero de una cuenta del Banco Nación de Oriente. En el Provincia nos dijeron que no hubo préstamo ni crédito, lo que hubo fue una acreditación de dinero que después esta gente extrajo y transfirió a otras cuentas«.
Cuentas puente
Indicó luego que «todavía está en investigación. La sensación que da es que mis padres no fueron perjudicados. Les usaron las cuentas de puente, para hacer otras estafas. Nos decía que seguramente esta gente opera con más de 10 cuentas, para que sea difícil de rastrear. Van pasando el dinero de una a otra, hasta que finalmente extraen el dinero. Nosotros estimamos que ese dinero acreditado en la cuenta de mi padre se lo han robado a otra pobre gente«.
Mencionó Castro que «ahora hay que cerrar todas las cuentas. Lo que queremos es alertar a la gente, para que cuando haga una compra o una venta no dé ningún dato. Ninguna clave ni nada. A uno lo agarran medio despistado y cae en la trampa. Lo único que se necesita es el número de CBU, nada más«.
Fernando expresó en el final que «ahora que a mis padres les pasó esto, me enteré que a mucha gente la han hecho algo parecido, por la compra de vehículos y otras cosas. Es una red de gente que se dedica a esto, son unos genios de la informática, pero para mal. Quiero alertar para que la gente no tenga el disgusto que tuvieron mis padres. Por suerte ellos no tenían dinero en sus cuentas, pero de haberlo habido, se los hubiesen sacado».