Bona Vida Costa.
El fin de semana, Cristian Viera, uno de los socios del local Sushi Bona Vida Costa, llegó a Claromecó. Lógicamente fue hasta el local, y allí constató lo peor. El reducto ubicado en 26 entre 21 y 23 había sido desvalijado. Se habían llevado literalmente todo.
La RCC dialogó con Luis Regner, el socio impulsor de la idea, que se inició el verano pasado. Comentó que «lo vaciaron literalmente. Fue mi socio, Cristian, entró y vio algo que no hay palabras que lo puedan describir. Se llevaron freezer, heladera, freidoras, plancha, se tomaron hasta el tiempo para desatorillar de la pared del depósito una picadora de papas. Todo lo que es vajilla, ollas, batea«.
Agregó en tal sentido que «quedaron los muebles que estaban fijados al piso, una barra y una cocina que al ser industrial por el peso seguramente no la han podido llevar. Una sola persona no saca una heladera o un freezer por la ventana. Alguien tiene que haber visto un camión en la puerta de un local cerrado, sacando cosas. Imagino que no hay sido a plena luz del día. Hay cosas que no tienen congruencia, y lastiman».
Sobre el período de tiempo en que el hecho podría haberse producido, Regner indicó que «Maxi, un chico que trabajó en cocina, estuvo hasta mediados de agosto. En la azotea teníamos cerca de 40 chapas, y se las llevaron también. Han tenido mucho tiempo«.
Imposible volver a armarlo
Luis dijo que a esta altura del año ya es imposible rearmar el comercio. Expresó que «la denuncia está realizada, la policía tomó fotografías, hicimos todos los procesos como nos exigieron. Yo tengo mi casa en Lin Calel, visito regularmente, es mi casa y mi cable a tierra, mi lugar en el mundo. No es que soy un desconocido en el lugar. Me duele mucho que a los que vamos a invertir nos corran de esta manera. Esto atenta contra la población local«.
Luego destacó que «nuestra idea era hacer un replanteo del negocio, ver si lo movíamos más hacia adelante, o le dábamos una vuelta de rosca. Perdí absolutamente todo, no tengo forma de encarar esta temporada. Es imposible volver a armarlo, no tengo los medios económicos«.
Añadió describiendo que «a ese local lo reconstruimos desde cero, hicimos todas las mamparas de los baños, los techos, las bancas de afuera, las barras, las mesadas internas, las bachas. Llevamos todo el mobiliario, nos robaron todos los cubiertos y vajilla para 30 comensales. Nosotros apuntábamos a que la primera temporada era para que la gente nos conozca, un producto de calidad a un precio que no existe en la zona. La gente era partícipe del proceso de elaboración, ofrecer el mejor producto al mejor precio posible. Sabíamos que no íbamos a generar una ganancia exorbitante, pero nos queríamos hacer un lugar, instalarse. Y esta temporada la idea era empezar a recuperar el dinero y generar alguna ganancia. Esto literalmente nos liquida. No tengo forma de recuperar la inversión monetaria, sino el tiempo».
Perder la confianza
Mas allá de la cuestión económica, Regner manifestó que también perdió la confianza, por ende las ganas, de continuar con el emprendimiento. Sostuvo que «hay cosas que hemos perdido de manera definitiva. Construir la confianza demanda mucho tiempo, perderla es cuestión de una acción. Hoy no tengo ganas ni de ir a tomar sol un rato, por lo menos hasta que se me pase la bronca. Esa es la peor parte. Hay situaciones que uno afronta de manera diferente, como un robo de un elemento como una freidora, por ejemplo. Pero aquí nos llevaron todo».
El empresario dijo que cumplió con todas las exigencias que se le demandó para poner en marcha el comercio. Pero que no tuvo una contraprestación en materia de seguridad. Puntualizó que «nos exigieron seguridad de todo tipo, planos, una inversión muy fuerte para poner un local. No reniego de eso, me parece excelente, porque a todos los locales se les exige lo mismo. Yo siento que me exigieron seguridad, pero no la devolvieron. Tiene que haber reciprocidad. Es un golpe del que uno no se recupere fácil, o tal vez no se recupere nunca«.
Agregó luego que «nosotros seguimos trabajando, lo que no me dan ganas es invertir nuevamente en Claromecó. Reitero que me siento parte del distrito porque tengo casa en Lin Calel. Mi hija de 5 años ama Claromecó, el mar, el Faro, siempre me pregunta cuándo vamos a la casa del campo, porque está cerca del mar. Ahora la verdad es que no sé qué decirle».
Esfuerzo
Regner comentó el esfuerzo que debieron realizar para instalar el negocio. Describió que «el mensaje que se está dando es que abrimos la puerta para que alguien se haga dueño de tus cosas, y que nadie advierte nada. Yo a Claromecó lo conocí por las playas, el Vivero, el molino, las cabañas, los quinchos del uruguayo, puedo nombrar un montón de lugares que adoro. Vamos todos los años con mi familia, y por eso decidí invertir, convencí a mi socio que estaba un poco escéptico. Me decía que es lejos, comprar muchas cosas, traer personal, conseguir proveedores. El año pasado empezamos a trabajar en julio, para largar con el comercio en diciembre«.
Respecto de si existe algún tipo de sospecha, Regner manifestó que sí, y que figura en la denuncia. Destacó que «no quiero intervenir en la denuncia, se corrió una voz. Los chicos que trabajaron con nosotros son familia nuestra, y amigos nuestros, gente de íntima confianza. Son todos del riñón de nuestro trabajo. Pero hay un lugar en común al cual se puede llegar, y está sentado en la denuncia«, indicó en relación a una persona fuera del grupo de trabajo.
Solidaridad de comerciantes
No obstante, el comerciante también dijo que recibió mucha ayuda de parte de colegas de la gastronomía, y gente de Claromecó. Enfatizó que «agradezco el espacio para hacer este descargo, que la gente conozca la historia. Hay gente muy buena en Claromecó, gente relacionada con la gastronomía que nos brindaron contactos, datos, proveedores. No quiero que esto manche lo bueno que tiene Claromecó, pero lamentablemente lo salpica. Cuando hablo de perder la confianza, digo que no me sentí protegido después de todo lo que nos exigieron«.
Agregó que «no me refiero a la gente, porque fueron muy cálidos conmigo. Me ha pasado de quedarme sin un insumo, llamar a un colega y que me lo facilite hasta el día siguiente. Como remarco la parte mala, también la buena, nos dieron una mano enorme desde todo punto de vista, y mucha gente. Nos ayudaron a buscar mejores precios, nos brindaron descuentos porque sabían que estábamos haciendo una inversión fuerte. Lamentablemente este revés que nos toca ahora, hace que todo lo anterior pierda valor«.
Finalmente Regner indicó que si alguien llegó a ver algún movimiento extraño en dicha zona, que lo ayude a reconstruir lo que pasó. También mencionó si alguien ve que están a la venta algunos de los elementos robados. Dijo que «sin compradores no hay vendedores, no hay mercado, y no hay robo posible. Sería lo ideal que la gente denuncie estas cosas, la situación económica hace que la gente muchas veces haga la vista gorda en este aspecto. Pero lo importante es denunciar«.