Lo celebró regresando ala Facultad de Medicina de la UBA donde se graduó.
El 16 de mayo de 1972 fue martes. Seria ese el último año de la llamada Revolución Argentina. El presidente de facto Lanusse anunciaba un acuerdo económico, tendiente a proteger el salario real y restringir importaciones. Los vaivenes eternos de la economía argentina. La Guerra de Vietnam seguía su curso, pese a las negociaciones para buscar la paz. El presidente Nixon de los EEUU se entrevistaba con líderes soviéticos, en plena guerra fría. Roberta Flack sonaba en las radios con su canción The First Time Ever I Saw Your Face, lo mismo que un joven Elton John con Rocket Man. Era el primer año de Carlos Alberto «Lole» Reutemann en la Fórmula 1, a bordo de un Brabham.
Y ese día, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata, un joven oriundo de San Cayetano rendía satisfactoriamente la última materia para recibirse de médico. De todas las noticias consignadas en la presente nota, ninguna impactó tanto en la historia de Claromecó como esta última. Porque ese joven, que con la materia clínica médica se estaba recibiendo, era Juan Aníbal Abad.
Claromecó, 1975
Tras recibirse y la residencia, Juan obtuvo un cargo en el Ministerio de Bienestar Social. Lo enviaron a un pueblo cercano a Pedro Luro. Hasta que se enteró por un hermano de Norma, su señora, que quedaba vacante un puesto de médico en Claromecó. Con su esposa pensaron que sería conveniente estar un poco más cerca de su familia de origen en San Cayetano. Es por eso que se vinieron a vivir a Claromecó. También en mayo, pero de 1975.
Como se dijo más arriba, los vaivenes eternos de la economía argentina. Porque al poco tiempo de vivir aquí, se produjo el llamado «Rodrigazo», un feroz plan de ajuste propulsado por el ministro de Economía de María Estela Martínez de Perón, Celestino Rodrigo. Como una historia repetida, se disparó la inflación, que llegó al 180% anual. Y generó consecuencias nefastas para el bolsillo de la gente. En ese contexto, Juan Abad se vino a vivir a Claromecó. Como le ha pasado a tanta gente, el plan era venir por una temporada y después ver.
Trabajó un tiempo en el ya desaparecido Centro Materno Infantil de Tres Arroyos. Iba y venía todos los días, hasta que le asignaron un doble turno tres veces por semana. Finalmente, el puesto en la Unidad Sanitaria quedó vacante, y Juan fue nombrado en Claromecó. En ese entonces la sala dependía directamente de la Provincia y no del Municipio como es ahora. Lo mismo ocurría con los Guardavidas.
Compromiso afectivo
En más de 100 años de historia que tiene Claromecó hubo muchos médicos. Pero ninguno como Juan Abad. Ni hace falta decir su apellido, la sola mención de su nombre de pila hace que todo el mundo comprenda de quién se está hablando. El compromiso afectivo que Juan generó con la comunidad es la clave de todo. Se involucró como médico, como vecino, como ser humano. Lleva 47 años en la localidad, y sigue trabajando, ahora en su consultorio particular. Está atendiendo a los nietos y también bisnietos de aquellos primeros pacientes que tuvo cuando llegó. Conoce de memoria a generaciones enteras de claromequenses. Por eso y muchas cosas más, ni hubo ni habrá un médico como Juan en Claromecó.
Bodas de Oro
Para celebrar las bodas de oro de su graduación, Juan apeló a la nostalgia y a la memoria emotiva. Regresó a la Facultad de Medicina de La Plata, y a la misma hora en que se recibió. Claramente un momento muy movilizante y emotivo. Tras ello, habló con la RCC.
En diálogo con Patricia Minuto, Juan destacó que «realmente es un día especialísimo, estoy muy emocionado. Por eso me vine para La Plata, me fui a la Facultad, volví al lugar donde hace exactamente 50 años el profesor de Clínica Médica me dijo “amigo, retírese, doctor, es un placer”.
Agregó que «en ese momento no me di cuenta de nada. 50 años, todavía no lo puedo creer, es un disparate. De esos 50 años, 47 años los llevo en Claromecó. Ese día, cuando salí afuera me abracé con cualquiera que pasaba por ahí. Con el paso del tiempo me di cuenta lo importante que era«.
Reconocimiento
Juan reconoció que sabe lo que su figura representa para la comunidad de Claromecó. Si bien no lo dice nunca, en un día tan especial supo reconocer que «yo sé que es así. Eso también me ha cargado mucho. Hoy estoy viendo los hijos y nietos de los que eran chicos cuando yo vine. No tengo la misma energía que antes, obviamente que no. Pero hago todo con la mejor buena voluntad. Obviamente a Claromecó lo amo, por eso me quedé acá, en decisión conjunta con mi mujer. Mis hijos por más que no estén acá, también aman Claromecó«.
El médico también hizo referencia a cuando se decidió ponerle su nombre al Centro de Salud. Recordó que «el hecho del reconocimiento cuando pusieron mi nombre al hospital ha sido muy importante. Al principio no sé si tomé conciencia de eso. Yo se que la gente me tiene consideración, obviamente no se puede conformar a la totalidad de la población. A pesar de los avatares de la salud, estoy muy bien».

Médico de pueblo
Patricia Minuto le recordó a Juan el libro de René Favaloro «Memorias de un médico rural», haciendo el paralelismo de lo que significa ser el máximo responsable de la salud de todo un pueblo. Expresó Juan Abad que «Favaloro lo vivió y lo sintió y lo pudo escribir. Tuvo un reconocimiento mundial, pero siempre se sintió un médico rural. Yo en Claromecó soy Juan, eventualmente soy médico. Me conoce todo el mundo, mucha gente busca contención y eso también es una carga, ojo«.
Un párrafo aparte merece Norma Martínez, la esposa y hoy asistente de Juan. Dijo al respecto que «Norma ha sido fundamental. Ya con los chicos más grandes, el trabajo lo empezamos a hacer entre los dos, es muy satisfactorio«.
La pandemia
La pandemia de COVID-19 puso en jaque no sólo a los sistemas de salud del mundo, sino a quienes los conforman. De manera inesperada, la vida de la humanidad cambió drásticamente, frente a un enemigo invisible y mortal. La incertidumbre se adueñó del planeta, y los médicos y todo el personal de la salud, pasaron a tener una relevancia total y absoluta. Probablemente siempre la tuvieron, pero en este caso se vio como nunca.
Y no sólo eso, la pandemia provocó que mucho de lo que se creía aprendido y superado, volviese y pusiese en tela de juicio todo el conocimiento previo. Indicó Juan Abad sobre el particular que «la pandemia nos puso a prueba a todos. Muy difícil, con altísimo riesgo. Ahí queda demostrado que lo que uno hace es porque le gusta y lo siente. Ojo que todavía está dando vueltas, pero en otro nivel. En la época de estudiantes nos nombraban epidemias famosas como la viruela o fiebre amarilla, pero nunca imaginamos que algo así nos iba a tocar a nosotros».
Profesor
Sobre el final de la nota, Juan recordó sus tiempos como profesor, en el Instituto Secundario Claromecó. Dijo que «uno de los años hermosísimos que pasé fue cuando fui profesor de la secundaria. Aprendí mucho de los chicos. Fueron años lindos, con buena voluntad y algo de coraje«.
Juan se despidió de la audiencia entre mensajes de saludos, reconocimiento y afecto hacia su persona. Emocionado, agradeció los mensajes y las muestras de cariño. Desde Claromecó, todos repetimos la misma frase que un joven Abad escuchó hace exactamente 50 años en una de las aulas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata: Doctor, es un placer.
Gracias Doc
Cada vez que voy a,Claromeco (50 años), he recurrido a un por alguna consulta.
Siempre buena onda. Siempre minimizando el problema para no asustar
Ni hablar de Norma.
Es la persona que siempre nos recibe con una sonrisa cuando nos entrega su receta
Llego en el verano a,Claro y me siento » segura» cuando sus puertas siguen abiertas.
La primera vez que me «saco de un susto» hace 39 años con un ataque de asma de una de mis hijas
No solo me aconsejo como médico…me ayudo a tranquilizarme…y ahí empecé a confiar en ud.
Cuando llego,
generalmente con el calorcito veraniego …Que placer!!!! que paz me da saber que su portón sigue abierto
Gracias mill por tanto a los dos!!!!!
Felicidades, Tordo!!!!!! ?
FELICITACIONES JUAN!!!
UN SEÑOR!!!! UN MÉDICO DE ALMA!!!!
LO CONOCÍ HACE 30 AÑOS, VACACIONANDO, DESDE ESE DÍA CADA VEZ QUE LLEGO A CLARO, LO PRIMERO QUE MIRO ES QUE JUAN ESTE AUN ATENDIENDO.
OJALA HUBIERA PROFESIONALES DE LA TALLA DE JUAN, QUE DISTINTO SERÍA TODO
UN ABRAZO ENORME
Dios lo Bendiga Doctor JUAN ABAD no hay palabras para decirle gracias gracias lo fue para nuestra Flia