La fiesta del día sábado en el Segundo Salto, donde fue agredido Felipe Di Francesco, tenía grupo electrógeno propio y hasta un DJ contratado.
La Policía de Claromecó concurrió con todo su personal afectado, y no logró desactivarla. Así consta en el parte policial enviado a los medios desde la Estación local.
Según consigna el parte, en la madrugada del domingo «se detecta nuevamente en la zona del Segundo Salto una fiesta de gran envergadura. Por tal motivo es que todo el personal de servicio debió acudir, a los fines de intentar suspender el evento».
El texto policial continúa diciendo que «en el lugar se encontraban aproximadamente 350 autmóviles y pick ups 4×4 estacionados a la vera del camino. Y 500 personas que se encontraban a unos mil metros dentro de los médanos participando de la fiesta».
Señala luego que la fiesta «contenía sofisticados sistemas de luces y potentes sistemas de audio. No logrando desactivar la misma, debiendo retirarse del lugar debido a la alta concentración antes mencionada. Posteriormente, se mantiene comunicación telefónica con el Juzgado Federal, quien ordena la individualización de los organizadores».
Tras explicar que se dejó una consigna en el lugar y aguardar la finalización del evento, el parte prosigue: «Siendo las 07:30 horas, el personal procede a la interceptación de una pick up marza Mazda, donde se encontraban dos personas del sexo masculino. Que transportaban en la caja un generador eléctrico, dos parlantes de grandes dimensiones, soportes para los mismos, equipos de luces«.
Una de las personas manifestó haber sido contratada para el traslado de los equipos, y la otra se un disc jockey también contratado. Reseña la Policía que «ambos fueron correctamente identificados, y posteriormente notificados mediante actas, por infringir el artículo 205 del Código Penal«.

¿Que esta esperando el poder ejecutivo municipal para tomar medidas? ¿esperan otra pueblada? Nadie tiene autoridad para tirar un par de tiros al aire y que estas «personas» tomen conciencia Falta lo principal…..VERGUENZA