Las obras estarán presentes en el acto del Centenario, y luego en el Espacio de Arte.
En el Centenario del Faro, una de las tantas anécdotas e historias que provoca el máximo emblema claromequense. En el mes de abril estábamos al aire de la radio, y llegó una foto. Era a su vez la imagen de un cuadro, que inmediatamente nos llamó la atención. Se veía el Faro, desde la perspectiva de la playa, como esa foto que tantos tienen en sus casas, tomada desde la lengua del agua. Y había además un pesquero, y un Buggy Burro.
Cuando publicamos la foto del cuadro en Facebook, explotó la red social. En muy poco tiempo, la imagen se viralizó. Gente recordando aquel Claromecó, donde los Buggys y los pesqueros se encontraban por todos lados. Cuando la gente reconocía a cada uno de estos vehículos, porque cada uno tenía su particularidad. Y lo que más llamó la atención fue que muchos decían conocer ese pesquero y ese Buggy, y contaban historias de sus propietarios.

La imagen la envió nuestro oyente Juan Cruz, que reside en Quilmes, y durante muchos años su veraneo obligado era en Claromecó, particularmente en Dunamar. Juan Cruz nos contó la historia de esos vehículos que aparecían en la imagen. Uno era de su abuelo, un fana de Claromecó, que tenía una casa en Dunamar, la que compartía con familia y amigos que venían a pescar. Es decir, la historia de tantísima gente que conoció este lugar por el mismo motivo.
Juan Cruz nos contó además, que el cuadro lo había pintado su tía Vilma, con diversas fotos que él le iba enviando. Es decir, que la imagen en sí no existió en la realidad. La pintura fue realizada en base a la imaginación, de pensar al Buggy y al pesquero, estacionados sobre la arena, debajo del Faro.

Ese fue el disparador, que conmovió a muchísima gente. Ante el éxito de la imagen en Facebook, desde la RCC le dijimos a Juan Cruz que sería lindo que ese cuadro estuviese el día del aniversario 100 del Faro. Y esta semana, Juan Cruz y Vilma llegaron a Claromecó. Estuvieron en la radio, donde compartieron esta historia. Pero la magia de este lugar continuó operando. En el mismo momento en que estaban en la vereda de la emisora tomando las fotografías, pasó Érica Raab, la encargada del Espacio de Arte Quelaromecó, que se sorprendió por las obras. Entonces ofreció exponerlas en el QEA, y que las mismas estuviesen presentes en el acto del Centenario del Faro Claromecó.
La historia quedó redonda. El segundo cuadro, fue producto de la repercusión que tuvo el primero. En dicha obra se ve únicamente el Faro, con un cielo bien claromequense. Vilma decidió hacerlo a raíz de lo muy movilizando que había resultado la publicación de la primera imagen de su otra obra. Y los cuadros van a estar en exhibición, tanto en el acto como en el QEA.

El abuelo de Juan Cruz falleció estando en Claromecó, en 2002. La casa se vendió, y la familia dejó de venir. Juan Cruz tardó 10 años en volver. Fue en el 2012, cuando la localidad había ya crecido mucho. Tenía pensado regresar en 2020, pero la pandemia lo impidió. Pero esta vez no quiso, no pudo, dejar de estar presente. Una simple historia, de una imagen compartida un domingo a la tarde, terminó provocando una noticia. Los cuadros de Vilma y Juan Cruz serán protagonistas fundamentales del Centenario del Faro. Los vehículos tan emblemáticos de años pasados, volverán a decir presente.
En esta pequeña historia, tan afín y común a la historia personal de tanta gente que ama este lugar, queda reflejada nuevamente la magia de Claromecó, y de su centenario Faro.
