El artista que pinta con las manos en Claromecó, expuso y pintó en vivo en el emblemático Carrousel de París.
Néstor «Tato» Albouy pudo cumplir su sueño. Expuso y estuvo presente en el Carrousel del Louvre, el museo más famos de París, y uno de los más famosos del mundo. Participó de la Muestra de Arte Contemporáneo, que nuclea artistas de todo el planeta.
El año anterior ya había sido invitado a participar, y una de sus obras viajó a Francia, pero él no pudo asistir, por una cuestión económica. Este año se propuso hacerlo, y con un enorme sacrificio, sin pedir dinero a nadie, él mismo se costeó el viaje, y lo logró. No sólo expuso, sino que mostró lo más sorprendente que es su técnica, pintó cuadros en un minuto, como lo hace todos los veranos en la Plaza Luis Piedrabuena de Claromecó.
Tras arribar al país, «Tato» Albouy habló con la RCC, en el programa Minuto en el Paraíso con Patricia Minuto. Comenzó contando que «el año pasado estaba convocado para presentar una obra y mostrar mi arte en la Muestra de Arte Contemporáneo. El año pasado presenté la obra, pero no pude ir. Este año me dediqué, trabajé muchísimo, hice una gira extensa, y pude ir, presentar mi obra y pintar dentro de la exposición«.

Destacó además que «la Muestra de Arte Contemporáneo invita a artistas de todo el mundo, cada país tiene su stand. Es muy impactante, rescato todo lo que viví, como ver artistas de la India, de Corea, de China, africanos. Fue muy satisfactorio, al igual que la gente que va a apreciar la muestra. Todo muy loco, uno no está acostumbrado a esto. Yo soy un artista popular, y de repente me encontré con todo esto«.
Con el embajador
Sin escalas, Albouy pasó de pintar en ferias de plazas y en las calles, a un sitio consagrado a nivel mundial para el arte. «Estuve con artistas reconocidos a nivel mundial. Me voló la cabeza, es un lugar muy elevado con el arte, gente que está en otro plano. Pude entender la visión del arte en otros puntos», remarcó.
A su vez recordó que «el embajador argentino en Francia (Leonardo Constantino), fue a ver la muestra, y pude pintar en vivo para él. En un punto se veía demasiado ostentoso, había un muchacho, un gestor de arte, que le colgaban todas joyas de oro, obras que se vendieron en 5000 euros».
Destacó también que «había que ser sutil con la música que yo pongo para pintar, no invadir a los compañeros que estaban exponiendo junto a mí. Fui pintando de a poco, no es una exposición exclusivamente mía, no es una feria, me tuve que adaptar. En un momento me sentía muy nervioso, yo vengo de la calle, soy un pibe de barrio, y de repente estaba ahí, en un lugar sagrado para el arte. Pero todo aflora ante la necesidad de expresión. El embajador quedó fascinado, me saludó, y quedó agradecido de poder mostrar esto que es argentino. Después nos invitó a la Embajada Argentina en París, a todo el contingente«.

Pintar cuadros en un minuto
La técnica, acaso única, de Néstor se aprecia no sólo viendo sus cuadros, sino principalmente viendo cómo los hace. Esa es la experiencia principal, por eso era relevante que él estuviese presente en el Louvre. Sobre el particular dijo que «mi obra soy yo pintando, el movimiento, ahí es donde yo me quiero explayar. Una cosa es ver mi obra terminada, y otra cosa es verme pintar. Pude hacer contactos para una galería en New York, también me entrevistaron de la televisión. Fueron lazos que se fueron armando ahí en el Louvre. Esta era una exposición con derecho a venta. La cantidad de obras es incalculable, unas 100 obras por país, de todo el mundo. No es un lugar para vender en masa. Por ejemplo, la galería de la India vendió sólo tres obras. Es un mercado completamente distinto».
Albouy contó el sacrificio que debió hacer para poder viajar. Dijo que «la vengo luchando siempre solo, no me gusta salir a pedir. No lo sé hacer en realidad. Este era mi sueño, y tuve que hacer mucho sacrificio, no pintar, sino pasar mucho tiempo de gira, sin ver a mis hijos y con la gente que quiero. Estoy acostumbrado a viajar, a pintar y hacer lo que me gusta. Estuve como tres meses de gira, volví 5 días y volví a salir otros tres meses, ese fue el sacrificio que tuve que hacer para poder ir a París».
Consultado sobre la barrera idiomática, «Tato» mencionó que «en el stand argentino había dos chicas que trabajan con el gestor, que asesoraban a la gente en su idioma. Es fundamental que esa gente esté ahí. Y para manejarme en París, lo hice con unas pocas palabras, con lo básico. La ciudad está acostumbrada a recibir turistas, eso facilita«.
Todo París desde lo alto
Néstor contó una anécdota de su viaje, donde tanto él como otros chicos que formaban parte de la delegación argentina cayeron en la cuenta del lugar donde estaban. Aún conmovido al recordar, Albouy destacó que «uno va con mucha adrenalina, el viaje, el vuelo, la ciudad que es todo lujo. Una galería donde uno ve artistas internacionales. Es como que no caíamos en el lugar donde estábamos. Fuimos a la exposición, recorrimos un poco, y fuimos hasta donde está el mirador de los artistas, donde hay retratistas. Ahí hay una escalinata, y teníamos a todo París desde lo alto. Había un muchacho cantando temas de Coldplay, éramos 4 argentinos. Vino otro a ofrecernos una cerveza, brindamos ahí, y nos pusimos a llorar. Nos dimos cuenta dónde estábamos. Estábamos viviendo un sueño, no sé cómo explicarlo…»

El Río Sena y todo París a sus pies
Felicitaciones!!!